domingo, 26 de febrero de 2012

CRUCE DE MIRADAS





Desde hace algunos días, Abigail vio sombras que salían de todos lados. Se escurrían sobre los muros de cantera. Algunas eran oscuras, otras translúcidas. Se enredaban entre los dedos de las buganvilias, se arrastraban por los jardines, se acurrucaban en los rincones de las  habitaciones, entre la ropa colgada en los closets. Iban y venían por los corredores, ajenas a Abigail.
 En un principio la atemorizaron, después pudo acostumbrarse a vivir con ellas, aunque siempre manteniendo su distancia. Así pasaron unos años, hasta que un día mientras subía a un puente, con horror, vio una sombra atorada en un barandal, que intentaba liberarse. Inesperadamente aquella figura, aparentemente ajena al mundo humano, observó a la mujer. Abigail sintió  vértigo  al cruzar su mirada con aquellos ojos que sólo podían pertenecer al odio de quien ya no existe.

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